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Ojos Vendados

  • Foto del escritor: Darlyn Skarlet
    Darlyn Skarlet
  • 14 abr 2019
  • 8 Min. de lectura

Actualizado: 7 mar 2021






Acababa de llegar a la junta familiar, me sentía melancólica e intentaba pensar que el mundo seguía girando, aunque en realidad el mío estaba en pausa. Había terminado una relación muy fuerte, de esas donde si no sabes escapar a tiempo te consume por completo; no fue fácil, nunca lo es. Sin embargo ese día en específico me sentía fatal y era evidente que toda mi familia lo notaba. Me senté en el sillón donde no había nadie, para concentrarme en mis desdichas. Después de un rato se acercó mi tía Milagros, ella era de esas tías que nunca vez, pero que se lleva muy bien con tus padres y que te conocen desde que estabas en la guatita; sinceramente nunca me llamó la atención tener una conversación con ella, pero, al sentarse junto a mí me preguntó:

-¿Qué pasó negrita?

-Penas de amor tía- le contesté en voz baja

-Pucha, pero eres muy joven, tienes toda una vida por delante-dijo compadeciéndome

-Lo se tía, supongo que me siento así porque fue muy reciente- (había pasado una semana)

-¿Fue tu primer amor?

-Algo así…

-El primer amor nunca se olvida, pero lo cierto es que este nunca es el definitivo…

- No sé tía, la verdad yo creo que depende de la persona. Algunos tienen su primer amor a los 14 y otros a los 40, muchos nunca vuelven a cruzar caminos y algunos jamás se abandonan.


-Recuerdo mi primer amor, tenía 15 y el 18, estaba demasiado enamorada, él era mi mundo completamente. Estuvimos juntos casi dos años, pero al final las cosas empezaron a deteriorase y un día cuando estábamos en el paradero decidió terminar conmigo; en ese entonces yo era muy joven e inmadura, después de escuchar esas horribles palabras lo miré a los ojos y le rogué que no lo hiciera, le grité que lo amaba con todas mis fuerzas, pero no funcionó, el insistía en que lo nuestro ya no daba para más. Entonces en un arranque de desesperación le dije que si terminaba conmigo yo me iba a matar, y me acerque a la orilla de la calle en donde estaban pasando los autos a gran velocidad.

-Pero tía- la interrumpí

- Ya se, suena terrible pero en ese entonces no pensaba con claridad

- y, ¿Qué pasó?

- En ese momento él se asustó mucho y decidió no terminar conmigo, pero obviamente al poco tiempo lo hizo. Me llamó por teléfono diciendo que no lo buscara y que si intentaba atentar contra mi vida después, ese era mi problema no el suyo.

- Que brígido...

-Si, después de eso caí en depresión, sentía que mi mundo se desmoronaba. Para ese entonces ya había salido del liceo, así que empecé a tomar a diario. Llegué a tal punto que podían ser las tres de la tarde y yo ya estaba completamente ebria. Después de unos meses mi mamá me obligó a trabajar, pero fue para peor…

-Tía, pero como tanto…

-Es que eso no es lo peor, yo estaba trabajando, pero no dejaba de salir, así que trabajaba todo el día y carreteaba toda la noche

- ¿Y cómo le daba el cuerpo?

-Empecé a drogarme, a diario, la cocaína era mi mejor desayuno, almuerzo y cena. Toda la plata se me iba en el vicio, e inevitablemente comencé a rodearme de personas que estaban en la misma mierda que yo, o tal vez en una peor…


-¿Y cómo salió de eso?- pregunté

-Resulta que me enamoré de un tipo de ese mundo, el vendía cocaína a un muy buen precio. Comenzamos a salir y todo bien pero…

- Pero tía weon, ¿cómo se le ocurre?, primero cae en el vicio y después se pone a pololear con Pablo Escobar

-Yo no entendía en lo que me estaba metiendo. Obviamente ahora lo pienso y no puedo creer como es que se me hacía tan natural esconderme bajo la cómoda cada vez que venían a reventar la casa de mi pareja o caminar con un arma blanca cada vez que llevaba ``mercancía``.

Estaba muy impresionada con todo lo que me estaba contando, nunca creí que mi tía, siendo una mujer tan alegre, cariñosa y amable, hubiera pasado por tantas adversidades. En este punto de la conversación ya ni siquiera pensaba en mí, solo intentaba comprender como es que ella tomó tantas malas decisiones juntas y de qué manera logró salir de ese infierno.

-Debió haber sido horrible-dije consternada

-Lo fue…Después de unos meses yo quedé embarazada, esa fue mi salvación, pero en ese momento no fui consciente de aquello, odiaba la idea de tener un hijo. Cuando le dije la noticia se volvió loco, dijo que ese hijo no era suyo, me golpeó de la manera más brutal que pudo, diciendo que lo había engañado…luego me hecho de su casa y de su vida.

-Que terrible, ese weon era malo, era…

-Era un conchesumare, pero me salve, volví a casa con mi mamá y mi hermana. Me cambie de trabajo y aunque no estaba mucho en casa intentaba aprovechar cada momento con mi hijo.

-Tía usted ha pasado por muchas cosas y me impresiona que siga adelante

-Yo me he equivocado mucho, demasiado

-Todos cometemos errores…

-Tiempo después me volví a enamorar, pero esta vez de un compañero de trabajo, Francisco. Él me sacó de las drogas. Aceptó de inmediato a mi hijo y, después de dos años, nos casamos. Al poco tiempo me embaracé y tuvimos dos hijos más.

-Qué lindo tía, que bueno – le dije con una sonrisa

-Ojalá hubiera sido bueno, mi niña- me dijo con pena en sus ojos

-Pero tía, ¿Qué pasó con él? , ¿Le hizo daño?

-Resulta que Francisco era muy celoso, demasiado, él controlaba mi teléfono, no me dejaba salir a ningún lado y cuando llegaba del trabajo el me revisaba.

- No entiendo tía, ¿cómo la revisaba?

-Él examinaba mi cuerpo y mi ropa interior para saber si yo lo engañaba.

-Qué!!!!! Pero tía ese tipo está loco.

-Siempre estaba muy paranoico, bebía los fines de semana para ´´relajarse´´ pero el alcohol lo ponía más tenso. La primera vez estaba en el living con el celular, me reí en voz alta porque estaba leyendo algo que me parecía gracioso. Él se me acerco y me preguntó de que me reía, a lo que le respondí, que no era nada importante. Acto seguido, me quitó el celular de las manos y lo lanzó con todas su fuerzas contra la pared, diciéndome que cuando él me preguntase algo yo debía contestar exactamente lo que él estaba pidiendo, el celular se hizo pedazos. Yo le grité exigiéndole una explicación y me respondió con una cachetada justo bajo la nariz. La sangre comenzaba a escurrir sobre mi rostro y yo solo me quede ahí, completamente perpleja intentado comprender en que momento el hombre que amaba se había transformado en este monstruo.



Yo no sabía que contestar, la confesión de mi tía era demasiado fuerte, sentía impotencia por el desgraciado que había sido capaz de golpearla, pero también sentía que estaba tan vulnerada que no quería que se sintiese atacada, así que solo la miré, entonces continuó:

-Sé que estás pensando, ¿por qué no lo denuncié?, es que no es tan fácil, él es el padre de mis hijos, el hombre que me ayudó a continuar con mi vida, mi esposo y amante… yo lo amo.


Juro por dios que después de escuchar eso me fui a la chucha. Tal vez yo estaba enamorada pero nunca sería capaz de aguantar tantos abusos, porque el amor no se trata de aguantar o resistir, el amor no te mata o lastima y si es así, entonces no es amor, pero como hacerle entender eso. Ella estaba muy mal y yo solo era una pendeja de 16 con ´´delirios de corazón roto´´. De igual forma decidí intentarlo, le dije:

-Tía por favor escúcheme, no puede estar con una persona así, eso solo le causará dolor, usted es una mujer hermosa, buena, amable, se merece alguien que este a su altura. Si se queda con él solo le espera tormento y miseria, las personas así no cambian y si ya le hizo daño una vez, lo hará siempre… tiene que ir a terapia tía, estoy segura de que alguien podrá ayudarla, pero usted tiene que dar el paso y terminar con ese monstruo…

-Mi niña- me interrumpió y tomó mis manos- Después de eso continuaron incidentes leves, pero él siempre me pedía disculpas y yo siempre lo perdonaba. Hasta que un día, cayó la gota que colmó el vaso…

- Eso quiere decir que usted no está con ese hombre-dije con esperanza.

- Así es. Hace un mes yo estaba en la cocina haciendo la once, él venía llegando del trabajo, estaba muy ebrio y agresivo. Me dijo que tenía hambre, así que le prepare un pan, pero cuando lo dejé sobre la mesa él lo tiró al suelo y lo pisó. Yo estaba harta de eso, le dije que si tenía hambre que se hiciera algo y que hoy dormía en el sillón. Después de escucharme, él se acercó a mí y me tomó del cuello, así sin más, yo ni siquiera lo insulte o lo agredí. Lentamente comenzaron a caer lágrimas por la cara de mi tía Milagros- yo me desesperé… no podía respirar, me estaba asfixiando, entonces cuando mi vista comenzó a nublarse, me soltó. Caí al piso, muy mareada; solo vislumbraba su sombra mientras el subía las escaleras hasta la habitación. No lo pensé dos veces, tomé a los niños y los llevé a casa de mi mamá. Luego pasé a la comisaria para poner una orden de alejamiento para mí y los niños.

-Pero tía usted me dijo que lo ama

-Es que yo si lo amo, él fue el hombre que me enseñó a amar, el que me ayudó a salir de las drogas, él me dio a dos de mis hijos…

-Pero tía el tipo casi la mata, está enfermo.

-Yo sé y por eso puse la orden, no puedo dejar a mis hijos huérfanos. Pero tampoco puedo dejar de sentir de la noche a la mañana, el me pidió disculpas, me llama todos los días…yo no le contesto pero a veces me dan ganas de hacerlo. Los niños me dicen que extrañan a papá y yo ya no sé qué excusa darles.

-Tía usted tiene que dejar de amarlo, ese tipo es un monstruo…yo entiendo que usted está muy agradecida por todo lo que hizo, pero tiene que entender que ese hombre que la salvo, la persona de la que usted se enamoró, ya no existe. Ahora es una persona completamente diferente, una que en verdad solo le está causando daño, yo siento que usted no está enamorada de él, sino de su recuerdo, de cómo era él en el pasado y tiene que abrir los ojos…darse cuenta de que usted merece algo mejor.

-En eso estoy mi niña, por lo mismo hice lo que hice y solo le ruego a dios que me haga fuerte

-Yo sé que usted puede tía- le dije con esperanza.

Luego ella se secó las lágrimas y me dijo con tranquilidad:

-Ya mi niña voy a salir afuera a comer la carnecita que ya está lista, vamos?

- No tía, no se preocupe, no tengo hambre.

Quedé muy choqueada con la historia de mi tía, no podía creer que existieran personas que amasen a alguien que los había dañado tanto, alguien que los tratase como basura, que los había vulnerado por completo. Era muy tarde, me sentía cansada, así que subí las escaleras reflexionando y me dormí en la cama de mi primo un rato. Luego mi papá me despertó para irnos a casa, así que baje las escaleras y me despedí de todos. Pero había un caballero que no estaba cuando yo me fui a acostar, me despedí de él de igual forma. Cuando íbamos en la camioneta le pregunte a mi mamá:

-Mamá ¿Quién era ese señor?

-¿Cuál señor?

- El que llegó mientras estaba durmiendo.

-Ah él, es el esposo de tu tía Milagros, se llama Francisco.



 
 
 

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