Carta a mi casi amor

No lo entiendo, ya paso mucho tiempo y no he podido olvidarte, tu recuerdo siempre vuelve. Sigo pensando que vas a volver con unas disculpas maravillosas y con un “te quiero” que saldrá de lo más profundo de tu corazón, pero siendo realistas eso no pasará, lo sé, y aun así no dejo de vivir en el pasado. Y es que esta es la razón por la que te escribo; no lo comprendo, ¿Acaso fue mi culpa? Tal vez simplemente te cansaste de mí, pero yo te siento como si todo hubiera pasado ayer. Recuerdo la primera vez que salimos, llegué atrasada como siempre, pero tú te quedaste ahí, esperándome, sabias que yo llegaría. Cuando te vi se me llenó el estómago de mariposas, tengo que confesarte que no tenía idea de qué hacer, nunca había salido con alguien, no así. Al final todo salió bien, me dijiste que estabas nervioso, pero yo te vi tan tranquilo. No puedo olvidar lo que me dijiste antes de que terminará la noche “no creas todo lo que te digo”, pero no sirvió de nada, porque yo creía cada una de las palabras que salían de tus labios. Me atrapaste con tu alegre compañía, tu encantador sentido del humor, tu forma de ver el mundo, tan liberal, tan “quiero cambiar al mundo”. Ya había aprendido a quererte, la desconfianza y el miedo habían disminuido, sentía que yo era tan especial para ti como tú para mí, pero no fue así.

Tu recuerdo aún me pesa, no imagino cómo sería mi vida si hubiera seguido mirando tus hermosos ojos cafés y sintiendo tus cálidos abrazos, no sé qué es amar y por lo tanto no sé qué es que te rompan el corazón, pero puedo decirte que en el poco tiempo que estuvimos juntos, te quise mucho e incluso llegue a pensar que habría un nosotros.

Y ahora que ni siquiera hablamos, que ni siquiera somos capaces de cruzar miradas, de sonreírnos; ahora que tú sigues escribiendo tu historia y yo me ahogo en el pasado, me doy cuenta de que lo que hiciste fue lo mejor, gracias por terminar esto antes de que haya empezado, si no lo hubieras hecho, probablemente hubiera llegado a amarte y sabría realmente lo que es el sufrimiento.

Me despido con un beso en la mejilla, lágrimas en mis ojos y un vacío en mi corazón...

Nota importante: esta carta fue escrita por una joven versión de mí a los 15 años .